Un grupo de compañeros de mi oficina se organizaron ya hace tiempo para tomarse un cafelín al llegar al trabajo a primera hora de la mañana. Entre todos compraron una cafetera y se van turnando para comprar el café, el azúcar y la leche. Después decidieron que a media mañana también preferían desayunar en la oficina, trajeron una tostadora y compran pan, aceite, tomates y jamón cocido que guardan en la nevera de la salita.
Me gustó la idea y el año pasado me compré el hervidor de agua más cutre que encontré, una taza, mi PG Tips del alma (un té británico que me encanta) y un paquete de kilo de azúcar moreno (los otros compañeros toman del blanco) con el que iba rellenando un pequeño azucarero. La leche la cojo con los cafeteros cuando hace falta, y así empecé a tomarme un estupendo té inglés con leche al llegar a la oficina por las mañanas.
Tiempo después empecé a fijarme en que la cucharilla del azucarero tenía pegotes de azúcar, de los que se forman al mojarla y volver a meterla en el azucarero. Es algo que yo nunca hago porque no me gusta nada, así que sospeché que alguien estaba participando de mi azúcar, pero tampoco le di demasiada importancia.
Antes de irme de vacaciones se me pasó por la cabeza la idea de guardar en el cajón de mi mesa la caja de té y lo que quedaba el paquete de azúcar (más de medio kilo), ya que iba a estar un mes fuera. Pero me pareció una medida tan triste que al final no lo hice.
Esta mañana voy a hacerme un té y me encuentro con que a mi azucarero le quedan unas pocas cucharadas de azúcar, y el más de medio paquete que todavía me quedaba había desaparecido. Se lo comento a los cafeteros y me cuentan que a ellos les desaparece el pan, y que el jamón cocido han optado por guardarlo en el congelador porque también empezaba a faltar, y hasta les abrían paquetes que estaban sin empezar.
Así que, a partir de ahora, la caja de PG Tips, mi taza (que también usaron) y el nuevo paquete de azúcar moreno que he tenido que comprar, permanecerán bajo llave en el cajón de mi mesa. ¿No es triste?
Qué gentuza, manda carallo.