¿Me puedo desahogar un poquito?
Tengo una compañera de trabajo, llamémosla
R, con la que no puedo, es superior a mí.
Llegó de Granada hace casi dos años, y entre que es más rarita que un perro verde, que la gente no le hacía caso y que mi grupillo (con los que voy a desayunar) y yo somos medio gilipollas y nos dio pena... la acogimos bajo nuestro seno. Craso error, ahora no hay quien se libre de ella.
En este tiempo hemos ido viendo que no sólo es rara y tonta (pero toooooooonta hasta el agotamiento), sino que es cansina, irrespetuosa, egoísta, vaga y tretas en el trabajo (no os imagináis cuánto) y encima le encanta pinchar, tirar a dar y meter el dedo en la llaga. Eso sí, siempre a la chita callando y haciéndose la inocente, que eso de dar la cara no va con ella. En resumen, que es mala, pero de verdad.
Yo no la soporto, empecé a verla venir desde bastante antes que el resto de mis compañeros (que han terminado por darme la razón, aunque antes la defendían), y es que me desquicia. Ya la he tenido con ella más de una vez, y eso que la mayor parte del tiempo me muerdo la lengua por respeto al resto de personas que están presentes.
Esta mañana, durante el desayuno, me encontró otra vez. Otra compañera de mi grupillo, llamémosla
L, que además es mi mejor amiga aquí en Almería, tiene un perro desde hace casi cuatro años, Roy, al que tanto ella como su marido adoran.
Pues bien,
L está embarazada de cinco meses, y precisamente ayer nos estuvo contando que lo está pasando muy mal con su suegra porque está empeñada en que tienen que "deshacerse" del perro antes de que nazca la niña.
Por supuesto, ella no quiere ni oír hablar del asunto, y nos contaba que ya tuvieron bronca unas cuantas veces, y que se ha hartado de decirle que no le saque ese tema porque el perro no se va a ir de casa y le duele que le haga esos comentarios.
Total, que esta mañana estamos en la cafetería en nuestro descanso, y
L contándonos toda ilusionada que ayer habían estado en un cursillo de papis, que les habían enseñado cómo bañar al bebé, etc. Y de repente, sin venir a cuento en absoluto, lanza
R su pullita con mala sangre, como siempre:
R - "¿Y qué vais a hacer con Roy?" (léase con voz aflautada insoportable y poniendo cara de inocencia).
Y entonces aquí la menda, que como comprenderéis está que trina con estos temas, saltó en modo leona.
- "¿Qué clase de pregunta es ésa? ¿Es que te crees que todo el mundo cuando tiene un niño echa a sus animales a la calle? ¿No estuvimos hablando ayer de lo que le dolía ese tema, que encima está ya más que lamido con su suegra? ¿Crees que a una persona que quiere a su perro se le puede hacer una pregunta tan estúpida?" Y bla, bla, bla, que no había quién me parase.
La otra se quedó muy sorprendida, está bastante acostumbrada a que nadie le tosa, y me suelta que si entonces ahora resulta que no se van a poder hacer preguntas estúpidas.
- "¿¿...?? ¿Preguntas estúpidas? Pues hija, NO, GRACIAS."
Pues nada, que ya me jodió el día la tía imbécil. Todavía me dura el cabreo.